Hay algo que me dijo una tía una vez:
Cuando mis hijos aún eran niños, yo y tu tío solíamos pensar “una vez que esto o aquello suceda entonces estaremos bien”. Ahora, más de dos décadas después, mirando atrás, pienso que esos momentos eran de echo los más bonitos. No sé que esperábamos. Los problemas, subidas y bajadas, siempre estarán ahí, pero muchas veces se nos olvida apreciar lo que sí hay.
Tía
Hoy, cuando veo tantos cambios sucediendo en nuestro día a día y al escuchar a varios de mis amigos adultos mayores cuando comparten su sentir al ver como poco a poco su cuerpo, su memoria, sus amigos y sus facultades dejan de estar ahí, intento recordar las palabras de mi tía.
En sus palabras leo que en la vida siempre habrá problemas, tropiezos, pérdidas, cosas que no son lo que deseabas, lo que planeabas. Que el aceptar que esto es parte de lo que te regala la vida haría esos momentos menos dolorosos y más dulces y fructíferos.
Mucho del sufrimiento en el ser humano surge cuando las expectativas difieren de lo que es, entonces, por lo menos al entender que la vida incluye desazones y que esto es algo que le pasa a todos*, al menos se evitaría el dolor que proviene de las expectativas no cumplidas. No sólo eso. Cuando sucedan, el saber que no soy sólo yo, mi error, mi infortunio o un castigo divino, nos dará mucha más confianza, fuerza y dulzura con uno mismo para sobreponernos. La vida no se trata de tener una mano con puros ases, sino más bien, qué vas haciendo conforme con lo que las cartas de la vida te van dando.
* mínimo nos sucederá que nuestro cuerpo envejezca en el caso de que seas afortunado y algo no te suceda antes.